sábado, 30 de enero de 2010

El Descubrimiento de la “G” con Mayúscula

Esta generalmente aceptado que fueron Freud y los años 50´s quienes destrozaron la reputación del punto G. La estimulación de este famoso punto interno, situado justo dentro de la vagina, puede producir el asi llamado orgasmo vaginal. Pero cuando Freud afirmo que el orgasmo clitoral era “inmaduro” y lo califico como superior, garantizo que la revolución sexual vendría de la mano de mujeres testarudas, que no iban a perder ni un precioso minuto obsesionado con un escurridizo orgasmo vaginal, despreciando sus adorables clítoris solo porque una vieja gloria pensara que no eran suficientemente buenos. Asi que, el orgasmo clitorial se convirtió en el centro de atracción del convivio mientras que el vaginal quedo oculto en un rincón.

El famoso psicoanalista sentó cátedra exponiendo que las mujeres teníamos, en la mas profunda inconsciencia, una tremenda envidia por el pene. Mucha gente, por años, se creyó algo asi. Hay afirmaciones en la historia que dejan marcas indelebles en muchas personas, esta es una de ellas.

Hasta 1819, los ovarios fueron considerados “testículos”, fecha en que el conocido galeno introdujo la idea de que la vagina no era mas que un pene vuelto hacia adentro, y afirmo enfáticamente que la única diferencia entre ambos sexos consistía en que los órganos genitales femeninos estaban adentro del cuerpo y los masculinos fuera.

A lo largo del siglo XIX, las cosas se fueron acumulando de tal manera en la cultura occidental que termino por definirnos a las mujeres como seres completamente distintos a los hombres; que no sentíamos placer sexual y que, por naturaleza , somos frígidas.

Hoy día se realizan los más importantes descubrimientos sobre la sexualidad femenina. Actualmente, las mayores demandas tienden a insertar el placer sexual como parte de los derechos sexuales, al considerarlos una importante fuente de bienestar físico, psicológico, intelectual, y espiritual. Los avances en el campo de la sexología demostraron que la anatomía de las mujeres era mucho más compleja de lo que se pensaba, al ser investigadas con minuciosidad las zonas de mayor estimulación en el cuerpo femenino.

Pero vayamos un poquito más atrás. En la década de 1950, el ginecólogo alemán Ernest Grafenberg revelaba la existencia del famoso y aun controvertido “punto G”. ¿Existe o no? ¿Cuál es el criterio de unos y otros sexólogos sobre este punto? ¿y porque, en los últimos años, se ha puesto de moda?

Un sinfín de parejas en cualquier parte del mundo persigue este “punto” que se encuentra en la vagina, con la idea de que es como “subir al cielo” simbolizado como el máximo clímax erótico en la relación sexual. Sin embargo, el punto G todavía tiene defensores y detractores en el campo de la sexología. Para sus partidarios, es como hallar la cumbre del placer, aunque reconocen que no resulta fácil dar con el, ni tampoco es posible formular una guía precisa y adaptable para todas las mujeres, pues como bien sabemos, somos un mundo diferente, y una buena parte de estos defensores, son hombres quienes explican que cuesta localizarlo porque no todas las mujeres lo tenemos en el mismo lugar de la vagina, y por ello, insisten en que la única forma de encontrarlo es buscándolo, especialmente con el dedo hasta encontrar su ubicación.

Pues bien,Mujeres ¡Vayamos a ese punto! Las exhorto a exploren su vagina poniéndose de cuclillas para facilitar el tacto (pero no en este momento, aclaro).
El punto G debe estar situado en la parte delantera de la pared vaginal, entre la mitad y el tercio del camino a la entrada del cuello del útero, unos pocos centímetros adentro. Es un poco rugoso al tacto y mide alrededor de dos centímetros. Si encuentras dificultad para palparlo, busca algo que parece más una cadena que un círculo.
La presión y frotación del punto G hará que se esponje ya que lo que estas sintiendo mas allá de la pared vaginal es el aislante que rodea la uretra, que conduce la orina desde la vejiga hacia el exterior de tu cuerpo. La vaina aislante contiene múltiples glándulas que rezuman durante la excitación sexual y cuando la estimulación es correcta producirán un fluido claro que saldrá por la uretra exactamente igual que como lo hace la orina. Sin embargo, la composición de este fluido es completamente diferente a la orina y es, de hecho, la llamada eyaculación femenina. Algunas veces se producen descargas muy abundantes y en otras apenas unas gotas ligeras que humedecerán la parte externa, pero la intensidad es la misma solo que en cada mujer se manifiesta en distinta medida.

Hombres…
Los hombres que quieran frotar el punto G para hacer flotar el barco del amor con sus parejas descubrirán que usar el dedo en vez del pene es mucho menos cansado. Con su compañera, sentada o acostada de frente, inserta el dedo índice y aprieta firmemente de manera repetida. Debe ir lo suficientemente rápido, y si a ella le gusta permite que te guie como debes actuar o podrías lastimarla. Trata de curvar el dedo hacia su vientre (como lo haces con tu dedo cuando pides a alguien que se acerque) y presiona ligeramente con tu otra mano la parte baja de su abdomen, después frota repetidamente en el punto G. Ahora bien, si te cansas y decides usar tu “varita mágica” en la búsqueda, la penetración poco profunda es la única que funciona para esto y dirígela como si buscaras el ombligo desde el interior. Algunas mujeres pueden sentir la necesidad de orinar, como si estimular el punto G fuera igual que “aguantarse las ganas de orinar” y eso las hace sentir incomodas, tanto que ellas mismas inhiben la llegada del orgasmo. Ahí es donde radica la “entrega”, tú debes hacerla sentir con esa confianza, y eso significa que se acercan mas uno al otro, en muchos aspectos.

No pretendo desanimar a nadie pero, por otra parte, se dice que el 30% es el porcentaje de mujeres que llegan al orgasmo solo con la penetración. “Creo que decir 30% es decir demasiado” dice Elizabeth Wilson, autora de un manual “Re-energise Your Sex Life”, quien nos explica su base de acuerdo a la estadística que realizo en los Estados Unidos; “Yo calculo que debe estar más cerca del 10%. Otras encuestas nos informan de que aproximadamente un 90% de las mujeres solo consiguen llegar al orgasmo a través del sexo oral o de la masturbación, y eso suena mucho mas aproximado a la vedad”.

Asi que; Mujer, si coincides en opinión con el 30% de mujeres norteamericanas que afirman llegar al orgasmo mediante la penetración… ¡Enhorabuena! Porque la opinión de nuestra cultura refleja mas dudas, incluso, afirma que estamos equivocadas o que exageramos la mayor parte.

La autora de dicho manual menciona que cuando llegaron los 90´s y se puso de moda, aquello de “dale una oportunidad a la bisexualidad” y una generación completa de mujeres jóvenes quisieron enseñarles a sus novios lo que habían aprendido con sus novias. Sin embargo, muchas mujeres mayores y con una mayor experiencia sexual conseguida a través del método “ensayo-error” con sus amantes de siempre, descubrieron que el punto G estaba “vivito y coleando”, pero no se dedicaron a propagarlo en voz alta… ¡hasta que las hicieron gritar!

El punto principal es que la mayoría de las mujeres no consiguen llegar al orgasmo por la penetración. Y para aquellas que lo consigan, existe un gran debate sobre que es exactamente lo que apunta el timón; podría ser una estimulación indirecta del clítoris o el frotamiento rítmico de la pared anterior de la vagina; el hogar del tan mencionado punto G.

Es importante mencionar el tema, principalmente por las estadísticas estadounidenses que revelan una buena parte de mujeres que no han llegado al orgasmo con el clásico y directo intercambio sexual, y esto me hace suponer que en México seguro hemos de estar peor.

Hay otro punto que debemos considerar; que la mayoría de las mujeres, si no todas, tenemos el famoso punto “G”. Algunas, no todas, experimentan una increíble excitación cuando se les estimula esa parte. Pero tambien, seamos honestas; algunas, no todas, hemos optado por fingir un orgasmo vaginal durante la penetración y, ¡eso no se vale!, a fin de cuentas somos las mas perjudicadas, sobre todo, si se vuelve costumbre.

La comunicación con la pareja, siempre debe ser abierta y honesta, un requisito indispensable para poder disfrutar de una absoluta confianza sexual. Si no sientes ganas de hacerlo, solo tienes que decirlo, pero jamás pienses, que es tu obligación porque hasta para el hombre es ofensivo. El sexo es comunicación tambien; es para disfrutarse sensualmente; es para gozarlo, sola o con tu pareja; heterosexual, bisexual, homosexual.

Cerrare con estas palabras muy personales; Me parece que es un gravísimo error decir que “somos” un objeto sexual para nadie. Con solo pensarlo, yo misma, me estaría otorgando esa posición ante quien sea.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno, hay que ir en busca del punto G, a la mejor descubrimos que nunca habíamos dado un orgasmo a nuestra pareja, y pues la vamos a enloquecer.