miércoles, 17 de febrero de 2010

Sexo “Tántrico”


El sexo Tántrico es una disciplina; con la práctica las sensaciones van en aumento. Para un estudiante del Tantra, el sexo es sagrado, un modo de acceder a su espiritualidad y una forma de meditar, trascender los problemas y alcanzar un estado de bendita felicidad. Incluso para aquellos que no tenemos el tiempo ni el interés de estudiar el sexo tántrico en profundidad, tambien puede enriquecernos bastante. Su enseñanza sexual es importante y buscando un poco de tiempo para llevar al cabo un par de los rituales mas simples se estarán diciendo uno al otro: “Nuestra vida sexual es una prioridad para nosotros.”
El sexo tántrico de ayuda a concentrarte en tu amante y en las sensaciones que estas experimentando. Olvida el orgasmo. Lo importante aquí es el viaje, no el destino. Y solo por esta razon, el Tantra puede ser liberador y cambiar tu mente, incluso aunque no aprendas la técnica completa.

Ritual Uno: CREAR UN “TEMPLO DEL AMOR”
Un método realmente sencillo para practicar los preliminares es lograr que el dormitorio tenga un ambiente sensual que sea completamente distinto al resto de la casa. No es necesario que elijas para ello estampados de leopardo, ni que pintes las paredes de color negro o rojo, pero examina con detenimiento el dormitorio como si lo vieras por primera vez, ¿es una habitación que sugiere amor, pasión, excitación?, ¿es una habitación dedicada a solo ustedes dos? Piensa sobre lo que hay en el dormitorio, por ejemplo: (si la tienes) ¿crees la televisión contribuye a mejorar tu vida amorosa? A menos que la utilicen principalmente para ver pelis porno, lo mas probable es que no sea asi. Quizá pasaran mas tiempo viendo la tele que platicando juntos. Si no quieren deshacerse de la televisión, el hecho de cubrirla con una sabana para ocultarla, será un signo de que se están desconectando del mundo exterior. Lo mismo es aplicable para todo lo que les recuerde sus obligaciones; computadora, laptops, celulares, teléfono, y todo lo que se relacione con el trabajo cotidiano de la casa. El dormitorio tiene que estar limpio y ordenado. Si el clima lo permite, abran un par de ventanas y permitan que el aire circule. La habitación es un reflejo de su relación, es el lugar donde -se supone- pasan más tiempo juntos. Debería ser estupendo, acogedor y tranquilo. En lugar de las fotos de los niños, hay que crear una especie de altar de amor. Elijan una fotografía donde aparezcan juntos, cuya imagen simbolice lo mejor de su relación. Cuando la miren, deberán sentir cariño y cercanía hacia su pareja asi como la fuerza de la unión. Esto no tiene nada que ver con los niños, si los hubiere claro. Para los padres y madres, lo mas importante son sus hijos, sin embargo, aquí se describe a la pareja. Ubiquen la foto en un lugar donde puedan apreciarla todos los días, coloquen algunas flores, velas o cualquier otra cosa que le tengan que prestar atención con regularidad; será un recordatorio físico de que su relación necesita el mismo tipo de atención y de cuidados para que no marchite o se apague la llama. Asegúrense de tener en su dormitorio luces tenues, música suave, cojines y almohadas confortables para recostarse, una temperatura agradables de forma en que se puedan mover cómodos con poca ropa sin que terminen temblando de frio. Recuerda esto; el dormitorio debería ser un lugar sagrado y acogedor para ambos, de manera que deseen pasar su tiempo en el único lugar donde la mayoría de las parejas pueden encontrar la verdadera intimidad y privacidad. Para otras actividades tienen el resto de la casa.

Ritual Dos: CENTRAR LA MENTE EN EL AMOR
El sexo tártrico se centra en la visualización como método para crear energía sexual. Cuando tu amante empieza a acariciarte, siente lo mucho que te ama. Imagina su amor hacia ti esta fluyendo de sus dedos y de sus manos. Entrégate, abrígate, sumérgete en su abrazo. Cuando te bese, siente que con cada beso te esta demostrando cuanto te quiere. Imagina que la energía sexual que están creando entre los dos es visible como si fuera una luz roja o verde que emana de sus genitales y que los rodea como si fuera un campo de fuerza amoroso. Cuando tu pareja de toque, imagina que su excitación crece como una gran onda de luz. Mírala como una llama o una especie de energía que emerge desde lo más profundo de tu pelvis y se añade al campo de fuerza rodeándote y dándote soporte. Cuando empieces a hacer el amor, imagina como la energía fluye desde la base de tu columna vertebral hasta tu corazón y piensa en ella como en la energía del amor que rodea tu corazón (tómalo como un juego) y siente como poco a poco alcanza y rodea el corazón de tu amante. Después a medida que el grado de excitación vaya aumentando, siente como la energía va saliendo y fluyendo por la parte superior de tu cabeza. Este trance les puede tomar horas. Ese es el camino de la iluminación, pero exige un poco de práctica. Si te centras en lo positivo y te concentras en el flujo de energía, seguro que no pensaras en cual de tus hijos tiene partido en el colegio al día siguiente.
Si crees en el concepto básico de que el sexo es una forma de profundizar y enriquecer tu vida, puedes investigar leyendo un buen libro sobre el tema. Por lo pronto intenta soñar con bosques frondosos, aromas de oriente, música relajante, y dejar a un lado los desafíos cotidianos. Una vez que consigas situarte fuera de este mundo cruel, busca en Google “tártrico”, pero activa tu bloqueador de contenido pornográfico al nivel máximo. Piensa que el principio básico consiste en despojar por completo al orgasmo o la eyaculación de su sentido de fin primordial y no de quemar palitos de incienso frente al Buda.

martes, 16 de febrero de 2010

El Conjuro de los Aromas

"La mujer es como una fruta que solo exhala su fragancia cuando la frotan con la mano.
Toma, por ejemplo, la albahaca: a menos que la calientes con los dedos no emite su perfume.
¿Y sabes, por ejemplo, que al menos que el ambar sea entibiado y manipulado retiene su aroma?
Es igual con la mujer: si no la animas con tus caricias y besos,
con mordiscos en sus muslos y abrazos apretados,
no obtendras lo que deseas;
no experimentaras placer cuando ella comparta tu divan,
y ella no sentira afecto por ti."
Tomado de: El Jardin Perfumado

lunes, 15 de febrero de 2010

La Psicologia del Sexo

La visión y la actitud ante la vida varían mucho según la persona; del mismo modo, suelen ser diferentes entre la mujer y el hombre, lo que se refleja especialmente en las relaciones sexuales. Para que ella muestre una disposición positiva hacia el sexo, por más desinhibida que sea, si no se siente deseada y estimulada por el hombre, su instinto se retraerá.
En efecto, debido a la disparidad de valores culturales entre ellos, la mujer tiende a creer que si no se la requiere es porque no resulta lo bastante atractiva o no es una buena amante. Todo esto Influye Inevitablemente en su conducta erótica. Su libido acostumbra a disminuir influenciada por una sociedad tan competitiva como la actual, que da tanta importancia al modelo estético, ya que la mujer ansía ser perfecta y, si no responde con exactitud a esa pauta, su autoestima decrece.
Es importante tener claro que, por una parte, también los hombres sienten inseguridad en la intimidad y, por otra, que la atracción que ella les despierta no depende exclusivamente de la perfección de su cuerpo, sino que la sensualidad es una suma de factores en la que juega un papel primordial cierta química inexplicable.
Si bien a ella un hombre puede parecerle muy atractivo, no siempre se trata de algo físico porque las mujeres emocionalmente maduras suelen inclinarse hacia el conjunto de la personalidad; los hombres pocas veces logran comprenderlo. Contra lo que ellos pueden suponer, la mujer no va en busca del amante más experto sino de aquel que al hacer el amor la haga sentirse de verdad deseable.
Igualmente, la sensibilidad femenina advierte cuando él va a los estímulos fáciles con la idea fija de la penetración sin atender a sus deseos, lo que hace que ella se inhiba y deje de participar.
Para disfrutar realmente de la sensualidad no es posible dejar de lado ciertos aspectos psicológicos concretos, ya que después de un día difícil en el hogar o en el trabajo, si se está cansada y colmada de tensiones, es raro tener una buena disposición para el sexo; lo mismo sucede si se está pasando una temporada de estrés o de conflictos emocionales.
Es preciso crear una clima de intimidad; disponerse al diálogo franco y abrirse a la imaginación y la fantasía son los elementos ideales para crear un clima perfecto para la intimidad entre amantes. Cuando dos personas se dejan llevar por el goce de los sentidos, nace entre ellas una complicidad natural propicia al juego erótico.
La sexualidad femenina tiene un lento despertar, necesita ser estimulada durante un tiempo más prolongado, por eso la complace estar en brazos del hombre sensible, que respete su ritmo hasta que surja la pasión. Si se permite a los cuerpos responder con libertad a sus deseos, abrazarse y estimularse sin que se interponga la urgencia del orgasmo, éstos disfrutan a cada instante de todas y cada una de las estaciones del placer, demorándose en lo que mayor goce produzca. Este clima de Intimidad crece arropado por estímulos exteriores tales corno una temperatura grata, un ambiente perfumado de incienso o iluminado con velas aromatizadas...
Todo esto contribuye a que los amantes se distiendan y se predispongan positivamente a disfrutar el uno del otro. Cada uno de los sentidos es importante en el momento de la pasión: el color de las prendas de la ropa interior o de las sábanas y de otros elementos decorativos excitan el mundo sensorial, tan alerta cuando late el deseo.
Como toda ceremonia, el sexo requiere de un escenario y unos ritos que lo enriquezcan, al que se le pueden ir añadiendo ingredientes cada vez más excitantes para no caer en la monotonía. Paulatinamente nace una cultura íntima entre los amantes que, a medida que crece el conocimiento mutuo, se sienten más libres y erotizados en cada nuevo encuentro.
Además de la piel que se despierta con caricias, besos y roces que son en sí mismos mensajes de deseo, la voz constituye un vehículo de gran sensualidad porque él y ella disfrutan al crear un lenguaje propio y único que acrecienta su pasión hasta límites desconocidos.