sábado, 25 de junio de 2011

La Presión Puesta Sobre Los Hombres

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No Es Obligatorio El Orgasmo

Un orgasmo sólo es placentero si la mujer busca tener uno, y si también es aceptable para ella. Tenga en mente que el orgasmo es simplemente una forma de placer, no necesariamente la mejor. Es ciertamente posible que la estimulación vaginal sea muy placentera para la mujer en la ausencia del orgasmo. Incluso si el coito vaginal no es una experiencia orgásmica para ella, puede gozarlo y esperarlo a raíz de la unión emocional entre ella y su pareja. Ella goza la cercanía e intimidad del acto sexual, más que las sensaciones físicas que experimenta.

Hay también mujeres que son felices si su pareja experimenta placer y orgasmo, incluso si ellas no lo hacen. Ellas disfrutan dando placer a su pareja, no solamente recibiéndolo, y reciben a cambio placer emocional. Esto también es ciertamente aceptable, si no se lo lleva al extremo; en algún punto la mujer necesita pedir que sea su turno.

Nota: Los hombres tampoco deben ver a su propio orgasmo como un requerimiento del coito y del sexo; los hombres también fingen el orgasmo.

El coito, o cualquier actividad sexual de esa importancia, puede no ser una actividad apropiada para una pareja si uno de ellos no lo disfruta física y/o emocionalmente y el otro está incómodo sabiendo esto. Los hombres y las mujeres usualmente están muy incómodos usando o siendo usados como una ayuda masturbatoria. Aun así, las expectativas sociales y de la pareja pueden causar que las personas que no disfrutan de ciertas actividades sexuales sostengan así las cosas, tratando de vivir de acuerdo a esas falsas expectativas. Lo que no se dan cuenta es de que están suponiendo que su pareja disfruta la actividad, lo cual ciertamente puede no ser el caso. Las parejas terminan yendo por sexo aun cuando ninguno de los dos encuentra placentero lo que está haciendo, resultando en que ambos pierdan interés. Por otro lado, el sexo no puede ser satisfactorio si uno no puede ser honesto, con la pareja y su consentimiento.

Del libro "Masters and Johnson on Sex and Human loving"
Copyright ©1982, 1985, 1986 By William H. Masters, M.D.,
Virginia E Johnson, and Robert C. Kolodny, M.D.

¿Sueños eróticos?... que significan


Navegando por Internet me encontré con un sitio que nos da la siguiente explicación, veamos...

"Sueños Eróticos" significan aquello que no podemos realizar en acto en nuestra vida consciente podemos permitírnoslo en nuestra vida onírica o en nuestras fantasías. La sexualidad está afectada negativamente por los mandatos y represiones sociales y culturales. Así, es bastante probable que nuestros sueños eróticos se ocupen de gran parte de las aprobaciones que en la vida diurna no nos otorgamos. Pero para entender este concepto en su real dimensión, analicemos primero sus dos términos por separado:

* Los sueños (soñar, soñador, ensueño, soñado) se desarrollan en aquel espacio y tiempo donde el inconciente retoza como un niño realizando nuestros caprichos. Y los realiza, nos sumerge en escenas de dimensiones inimaginables en la vida real. Los sueños nos embriagan con su capacidad de alojar las aspiraciones íntimamente acunadas, sólidamente cobijadas. Sin duda, es una palabra ligada a las mejores cosas, a lo más amplio en cada uno. Los sueños habilitan nuestros permisos, nos permiten jugar con lo posible en uno, con lo lograble, con lo factible. Los sueños hablan de nuestra verdad más profunda. Dejamos en manos de lo onírico aquello que albergamos en nuestras fantasías, en nuestra esencia. Linda palabra, sana, cómplice, aliada de la vida.

* Lo erótico alude siempre al deseo convertido en placer. Es el lugar donde los sentidos se expanden y nos comunican sus hallazgos. Nos ofrece la conexión con lo más profundo de nuestro interior, lo mejor y lo más honesto. Es pulsión de vida, expresión del espíritu. Erotismo proviene del término “eros”, amor. En él, la imaginación es terreno propicio, es el lenguaje de las sensaciones y emociones y por ello es un lugar de libertad y permisos. Decimos de él que nos permite oír lo inaudito y ver lo imperceptible y nos revela otro mundo que expande nuestras fronteras. Nuestro erotismo habla maravillas de nosotros, es un hecho existencial que se desarrolla en el territorio de nuestro cuerpo psíquico, físico y energético. El erotismo es poética corporal, ceremonia, representación, rito y metáfora. Nos permite ampliar toda forma de nuestro deseo de la mano de la imaginación, agente primario en la comunicación erótica.

Así, si “sueño” es un término tan bello y “erotismo” lo es también, ¿qué podemos decir de los sueños eróticos? Dice el psicoanálisis que los sueños son realizaciones de deseos, se desarrollan en nuestro inconciente y se manifiestan a través de su simbología. Se dice del erotismo que es la celebración del deseo, que se mueve en la metáfora y que su lenguaje es la imaginación y la fantasía.

A través de los sueños podemos desplegar y expandir nuestros límites, así como lo podemos realizar a través de las fantasías sexuales sin que esto indique que lo que soñamos o imaginamos tengamos que realizarlo en la vigilia o que si no lo realizamos es porque no nos atrevemos, porque lo reprimimos en la acción. Soberano malentendido. Los sueños eróticos tienen vida propia y valen por sí mismos, nos ofrecen el terreno necesario para que juguemos, rompamos, nos perdamos en lo sorprendente y no anticipable. Nos permiten explorar nuestras posibilidades menos pensadas. Es en el sueño donde el inconciente, la imaginación y las fantasías se despliegan a sus anchas.

El soñar siempre remite a deseo. “Tener un sueño”, “perseguir un sueño”, “concretar un sueño”, son términos asociados al logro de algo fuertemente ansiado que implica un cierto estiramiento de lo “esperable” y hace cierta la ilusión.

Todo sueño es verdad, ya que toda información de nuestra imaginación y de nuestro inconciente lo es y se transforma en real cuando lo integramos y lo hacemos propio.

Entonces, una propuesta: ¿qué tal si le habilitamos una ruta, un camino, un atajo de entrada a nuestra cotidianeidad y comenzamos a hacer realidad nuestros sueños eróticos desplegándolos en nuestra sexualidad, en nuestros cuerpos, en nuestros espíritus? Lo que soñamos, imaginamos o fantaseamos nos habita, nos pertenece y lo más maravilloso es descubrirlo y aceptarlo para luego, en ejercicio de nuestra libertad, hacerlo acto.

Lic. Adriana Arias, psicóloga y sexóloga, co-autora de los libros "Locas y Fuertes" y "Bichos y Bichas del Cortejo", junto a Cristina Lobaiza (Del Nuevo Extremo). http://www.entremujeres.com/ 


viernes, 20 de mayo de 2011

El Potencial Erotico de Fantasear

Como dijo David Hume “Nada más libre que la imaginación humana.” Y es que mediante la imaginación somos capaces de crear situaciones sin las restricciones sociales a las que estamos acostumbradas en la vida real y con la riqueza de estímulos que seamos capaces de pensar, además, de una forma tan íntima que, a no ser que deseemos compartirlas, pueden formar parte de cada una de nosotras y nosotros sin que nadie más las conozca. Y no solo eso, dichas fantasías nos resultan muy enriquecedoras y útiles, constituyendo un don creativo inmenso en nuestras vivencias sexuales, único y propio de los seres humanos.

Las fantasías sexuales son representaciones mentales conscientes que pueden manifestarse mediante imágenes, pensamientos e ideas. Esta capacidad de fantasear surge durante la infancia y desde ese momento esta posibilidad nos acompaña por el resto de la vida, aún cuando los contenidos son modificados, ampliados y/o sustituidos en función de nuestras vivencias.

Las fantasías sexuales funcionan como un gran potenciador de la excitación sexual, de hecho, son muy utilizadas durante la actividad sexual. Pueden actuar como un iniciador y activador del deseo sexual y como un disparador del orgasmo. En este sentido, en Sexología se ha relacionado la incapacidad de fantasear con un bajo deseo sexual, mientras que las personas sexualmente activas y quienes viven su sexualidad de un modo saludable tienen más fantasías sexuales.

Mediante las fantasías podemos potenciar nuestras capacidades y habilidades sexuales, elegir el escenario, la compañía y eliminar todo aquello que no nos proporcione placer, evadirnos de la rutina y convertirnos en todo lo que queramos, así como transgredir cualquier norma cultural. Nos permiten sortear todos los peligros y miedos que ciertas prácticas puedan significarnos resultando un modo seguro para descargar tensiones o deseos que consciente o inconsciente tenemos, aliviando la tensión y el estrés cotidiano, además nos ayudan a aumentar la autoestima.

Muchas personas al intentar llevar a la práctica algunas de sus fantasías se han percatado de que al hacerlas realidad no les ha resultado satisfactorias, ni fáciles. Para su sorpresa han perdido el sentido al planificarlas o al realizarlas. Por otro lado, ciertas fantasías pueden despiertar sentimientos de culpabilidad bajo la creencia de que es un deseo indigno o al equiparar la imaginación con la realización real de las mismas. Por tanto es muy importante conocer sus funciones y saber diferenciarlas de la vida real, teniendo en cuenta que mientras no se dañe a nadie y resulte útil, será una herramienta a nuestra disposición. En el caso de que suponga ansiedad u otro sentimiento que incomode es conveniente acudir a terapia para que con la ayuda de una persona profesional pueda ser superado.

Resulta muy interesante conocer cuales son las más frecuentes en nuestra sociedad para observar y reflexionar acerca de la relación que tienen éstas con los modos de vivir la sexualidad: los tabús, las reglas culturales y religiosas de la sexualidad, así como la relación que guardan con nuestra historia de vida, nuestras creencias y deseos si pensamos en las fantasías sexuales propias.

Cambiar la identidad de la persona que es nuestra pareja sexual es una de las fantasías más frecuentes y que a la vez despierta más sentimientos de culpabilidad en algunas personas ya que relacionan sus fantasías con la idea de infidelidad, sin embargo, estas fantasías son muy útiles para evitar la rutina y quizá también resuelva un deseo personal de quienes no serían capaces de convertirlo en realidad. Otras veces en lugar de cambiar la identidad, se modifican las cualidades atribuyéndole a nuestra compañera o compañero sexual los rasgos o las habilidades que más nos excitan.

Las relaciones sexuales en grupos o tríos es una de las más comunes en nuestra sociedad, sin distinciones de sexo, así como el sentirse excitado y/o excitada por una persona de distinto sexo en personas homosexuales o del mismo sexo en personas que se definen como heterosexuales. Otra de las fantasías más comunes es el tener relaciones sexuales con personas desconocidas a modo de “sexo a primera vista”.

También es muy frecuente que aparezcan conductas que son prohibidas o mal vistas, como el ser atados o atadas, realizar conductas agresivas o el ser sometidas por otra persona, que te digan (o decir) “guarradas” mientras te dan azotes, o el disfrutar de tu sexualidad abiertamente y apasionadamente en un lugar público y con gente observando. Otra de las fantasías más recurrentes es el ser una prostituta o ser forzada, o forzado, para mantener una relación genital, lo que no significa que se desee en la realidad, sino que se idealiza la situación (ignorando todos los estímulos que podrían provocar malestar) y es utilizada como modo de excitarse y/o alcanzar el orgasmo.

La conveniencia del compartir las fantasías es una de las cuestiones que muchas personas hemos reflexionado alguna vez y sobre lo cual sexólogos y sexólogas se han pronunciado al respecto. Al tratar de algo tan personal e íntimo que aumenta nuestra excitación resulta atractiva la idea de hacerlas realidad con nuestra pareja sexual.

Antes de compartirlas es aconsejable tener en cuenta y reflexionar sobre algunas cosas, como los riesgos que pueda implicar: puede que lo que a una persona le excite a la otra le cause inseguridad, repulsión o celos y resulte contraproducente el compartirlas. Por otro lado, al hablar de las fantasías sexuales y confesarlas, con el objetivo de realizarlas, puede olvidarse que al convertilas en reales pueda suponer un daño psicológico al no estar preparadas o preparados para afrontarlas.

Por tanto, no está de más recordar que las fantasías sexuales también en la intimidad ayudan a enriquecer la vida sexual propia, y como consecuencia también de la pareja, contribuyendo a aumentar el placer en las relaciones sexuales y afectivas, aun cuando tu pareja sexual no sabe si haces uso de ellas.

Autora:
Pilar López Moreno – Licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid y Monitora de Educación Sexual por la Fundación Sexpol de Madrid, actualmente continúa su formación en Especialista en violencia de género.
Tomado del sitio: http://petreraldia.com/sexualidad/sexualidad-a-gritos/el-potencial-erotico-de-fantasear.html

lunes, 10 de enero de 2011

Dos aromas hacen de la reconciliación un arte.


Quienes escriben de cocina y la practican, provienen de una larga tradición de refinamiento culinario. Seguramente han nacido y crecido en sitios evocativos donde sus madres y abuelas cultivaban un arte tan delicado como suculento. Sin duda, preparaban festines cuantiosos que reunían a la familia en la lenta ceremonia de cada comida. En esas mesas siempre cubiertas con manteles almidonados, floreros o candelabros de plata, mudos testigos de varios siglos de excelente cocina, donde tal vez se hablaba de asuntos placenteros, como la textura incomparable de la sopa, el crujiente pan, el sabor de la carne, la sensualidad del postre con fresas y el perfume del café como sobre mesa. De tal ambiente, supongo, salen los celebres cocineros y gourmets, los catadores de vino, los autores de libros de cocina y, en fin, los aristócratas de la comida que guían los paladares del ínfimo porcentaje de la humanidad que puede comer a diario pero que coinciden en lo mismo; La comida como el erotismo entra por la boca.

Se dice que los afrodisiacos son el puente entre la gula y la lujuria. En un mundo perfecto, supongo que cualquier alimento natural, sano, fresco, atractivo a la vista, sabroso y liviano –es decir, las mismas virtudes que uno desea en la pareja- seria afrodisiaco, pero la realidad es bastante contradictoria. En la búsqueda incansable de fortalecer el frágil miembro masculino y curar la indiferencia de las mujeres distraídas, se llega a extremos de tragar polvo de cucharadas. El estudio de las virtudes estimulantes es tan antiguo que se pierde en la noche de civilizaciones enterradas desde hace siglos. Muchas recetas desaparecieron de los vericuetos de la historia, pero algunas han perdurado en la tradición oral. En la variedad esta el sabor pero el único afrodisiaco verdaderamente infalible es el amor. Nada logra detener la pasión encendida de dos personas enamoradas. En este caso no importan los achaques de la existencia, el furor de los años, la torpeza física o la mezquindad de oportunidades, los amantes se las arreglan para amarse porque por definición este es su destino.

Después de dar unas hojeadas en mis libros de cocina encontré una receta mágica, exótica, pero sencilla en sus ingredientes y modo de preparación. A continuación, la creación de esta sopa no es cosa del azar, sino de la necesidad. Es un afrodisiaco prácticamente infalible, que se recomienda para después de alguna pelea fuerte, como una bandera de tregua que permita hacer las pases sin humillaciones, cuando la situación no a sobrepasado los limites. A tu pareja, sin duda, le bastara olerla para captar el mensaje.

Sopa de Reconciliación

Ingredientes:
2 razas de Caldo (carne, pollo o verdura)
1 taza de champiñones frescos
½ taza de callampas portobello (hongo gigante) picadas (o ¼ taza secas)
½ taza de callampas (champiñones) porcini picadas (o ¼ taza secas)
1 diente de ajo
3 cucharadas de aceite de oliva
1 cucharada de aceite de oliva trufado
¼ de oporto
2 cucharadas de crema agria
Sal y pimienta al gusto

Preparación:
Si no encuentra callampas frescas y debes recurrir a las secas, déjalas reposar en ½ taza de un buen vino tinto hasta que esponjen alegremente, mientras, te bebes el resto del vino con toda calma al mismo tiempo que escuchas una música sensual, como el “Bolero de Ravel”. La Música tambien contribuye a hacer de la comida una experiencia sensual.

Luego, te deleitas picando el ajo exquisitamente solo por el puro gusto de olerte los dedos, porque igual podrías usarlo entero, y lo fríes junto con las callampas y champiñones en el aceite de oliva, revolviendo con fervor por unos cuantos minutos, no los he contado, pero digamos que cinco. Agrega el caldo, el oporto y el aceite de oliva trufado, no todo, dejo un par de gotas para ponerte detrás de las orejas, es afrodisiaco. Aliña con sal y pimienta a tu gusto, y cocina a fuego lento, muy lento mientras sueltas toda tu imaginación con la olla bien tapada hasta que los champiñones se ablanden y la casa huela a paraíso. Al final lo trituras en la licuadora; esto es lo menos poético del cocinamiento, pero inevitable. Debe quedar con una textura algo gruesa, esponjosa, con un perfume exquisito que te hará salivar y llamar a otras secreciones de tu cuerpo y alma. Tenemos un sensor en la entrada de las fosas nasales que no percibe olores, sino feromonas, que son, como quien dice, intenciones, un llamado romántico exudado por la pie de manera natural. Al igual que el exquisito aroma de tu platillo suculento, deja reposar el aceite que se produce en ti; la feromona femenina que, al ser liberada de tu cuerpo, sirve para atraer la euforia sexual de tu pareja.

Cuando todo este listo, enciende la vela, ponte tu mejor vestido sin ropa interior, suelta tu cabello, pintas las uñas de rojo y sirve la sopa decorada con crema agria en platos calientes. Lo mejor viene después. Que lo disfruten… ¡Bon Apetit!

Colaboración escrita para CEINPOL, misma que ahora comparto para "La Grandeza de Ser Mujer"
(Febrero de 2010)